La ciencia cada vez nos sorprende más. Pues resulta que en un laboratorio de la Estación Espacial Internacional (EEI) un grupo de científicos lograron producir una sustancia exótica ultrafría que llamaron condensado de Bose-Einstein.
Esta sustancia es una materia que no es sólida, líquida, gas ni plasma. Y lo interesante es que se podría comprender el funcionamiento interno de la naturaleza. Además se abriría paso a estudios de nuevos aspectos de la física fundamental que se mueve entre el mundo clásico y cuántico.
La falta de gravedad ha facilitado el estudio de este quinto estado de la materia. Pero la NASA ha anunciado que se han conseguido fabricar los primeros condensados de Bose-Einstein en el espacio.
Los condensados de Bose-Einstein son un estado de la materia que se forma cuando un gas de bosones (partículas básicas elementales) se enfría cerca del cero absoluto convirtiendo a los átomos en una entidad única con propiedades cuánticas.
«Este estado solo se obtiene a las temperaturas más bajas y en las densidades más altas. Entonces, el conjunto de átomos, que se pueden ver con una cámara, se comporta como una partícula individual.» – explicó Jim Kohel, uno de los coautores de la investigación
Este quinto estado de la materia circula por la frontera entre el mundo microscópico, gobernado por la física clásica; y el microscopio, regido por la mecánica cuántica. Esto quiere decir que estos condensados pueden ofrecer conocimientos fundamentales de la mecánica cuántica, aunque la gravedad es un obstáculo para medirlos con precisión.
Debido a esta limitación, el equipo del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA decidió embarcar su instrumental en la ISS.
«El objetivo es proporcionar a la humanidad uno de los instrumentos más sensibles jamás construidos. Normalmente, los experimentos con el condensado de Bose-Einstein implican equipamiento suficiente para llena una habitación y requieren una monitorización casi constante por parte de los científicos;» – explicó Robert Shortwell, responsable del proyecto
En los laboratorios terrestres, los condensado de Bose-Einstein suelen durar pocos milisegundos antes de disiparse, mientras que en el espacio duran más de un segundo. La microgravedad que hay en el espacio permitió que los átomos fueran manipulados por campos magnéticos más débiles, acelerando su enfriamiento; esto pudo proporcionar imágenes más claras.
«Lo más importante es que podemos observar los átomos mientras flotan completamente sin confinarse por fuerzas externas;» – explicó Robert Thompson, coordinador de la investigación del California Institute of Technology
El líder del equipo de investigación, Dvaid Aveline aseguró que este trabajo ofrece una serie de descubrimientos interesantes para poder aportar en futuras investigaciones. Pues las aplicaciones van desde pruebas de relatividad general y búsquedas de energía oscura y ondas gravitacionales; hasta navegación en naves espaciales y prospección de minerales subterráneos en la luna y otros cuerpos planetarios.