Se realizó un estudio a 21 personas con epilepsia, con el objetivo de localizar y tratar las convulsiones, pero los investigadores de la Universidad de California nunca pensaron que podrían descubrir cómo se ve la tristeza en el cerebro.
Gracias al registro de las electroencefalografías intracraneales y las constantes evaluaciones del estado de ánimo de los pacientes, se encontró que, la amígdala y el hipocampo comparten fuertes conexiones anatómicas, y ambas regiones están implicadas en múltiples aspectos de la emoción.
Las interacciones entre estas dos regiones vinculan el procesamiento de emociones en la amígdala con el almacenamiento de memoria del hipocampo. Donde estos hallazgos respaldan un vínculo íntimo entre el estado de ánimo y la memoria emocional.
¿A qué conclusiones llegaron?
El resultado de la investigación, publicado en la revista Cell, reveló la existencia de un vínculo entre la tristeza y un circuito neuronal particular que conectaba la amígdala (una región en forma de almendra que integra las emociones con los patrones de respuesta correspondientes) con el hipocampo (la región cerebral que ayuda a almacenar recuerdos). Lo que aún no está claro es si el circuito entre la emoción y la memoria causa la sensación de tristeza o al revés.
Así mismo, el estudio proporciona un mapa detallado de lo que está sucediendo en el cerebro humano, que es lo que los médicos y científicos necesitan para buscar mejores tratamientos para los pacientes con trastornos del estado del humor.
Y aunque el objetivo del estudio no era específicamente conocer el estado de ánimo en pacientes con depresión, se cree que este descubrimiento será importante para futuros estudios que exploren cómo la interacción amígdala hipocampo puede alterarse en el contexto de depresión mayor.
Los hallazgos en las poblaciones sin epilepsia aún son inciertos, pero el estudio del estado de ánimo en este contexto es válido dada la fuerte compatibilidad entre la epilepsia y los trastornos del estado de ánimo, como la depresión. De hecho, se sabe que, uno de los tratamientos más efectivos para la depresión es la terapia electroconvulsiva (TEC), que se descubrió en base a observaciones de individuos con epilepsia, pero también tiene una relevancia profunda para la población sin epilepsia.