José Mújica, el presidente de Uruguay se ha ganado el titulo de el presidente más pobre del mundo gracias a su extraño estilo de vida en el cual dona cerca del 90% de su salario.
Al precibir algo así como 12,200 dólares, Mújica solamente se queda con el 10% de ello para vivir en una de sus granjas que se encuentra a las afueras de montevideo. Manejando un pequeño Volkswaven (Bocho) azul y teniendo una casa bastante austera, puede ser un buen ejemplo para la clase política y muchas otras personas más.
Tampoco se ve que el hombre pase penurias: vive en una chacra (granja) a las afueras de Montevideo, que es propiedad de su mujer, la senadora Lucía Toplanski, donde él tiene sus cultivos.
Aunque su imagen no concuerda con la de un jefe de estado, Mújica ha dado un claro ejemplo de libertad y de dejar fuera las cosas que no necesita para centrarse en lo verdaderamente importante él.
Si tengo pocas cosas, necesito poco para sostenerlas. Por lo tanto, mi tiempo de trabajo que dedico es el mínimo. ¿Y para qué me queda tiempo? Para gastarlo en las cosas que a mí me gustan. En ese momento creo que soy libre.
Aunque su nivel de popularidad ha caído bastante en los últimos meses Mújica podría convertirse en el primer presidente latinoamericano en mostrarnos que la clase política puede lograr resultados sin necesidad de exigir muchos regursos del gasto público. Y sobretodo, la izquierda política es muy diferente a lo que vemos en otros países, incluido México.
De hecho, éste hombre piensa donar el 100% de su pensión cuando termine su mandado como presidente.