Fue el pasado 18 de junio que uno de los satélites de la NASA detectó una enorme nube de polvo del Sahara sobre el océano Atlántico, la cuál se espera que pronto llegue al Caribe, México y el Sur de Estados Unidos.
Este fenómeno sucede cada año. Y según una proyección compartida por Alberto Hernández Unzón, meteorólogo y excoordinador del Servicio Meteorológico Nacional, se prevé que este 2020 la ola de arena llegue a México por el 26 de junio.
Se trata de una masa de aire muy seca y cargada de polvo que se forma sobre el desierto del Sahara a finales de la primavera, durante el verano y el otoño. Se mueve usualmente hacia el Océano Atlántico Norte cada 3-5 días; según lo describió el portal Atlantic Oceanographic and Meteorological Laboratory.
Ya han iniciado los anuncios de advertencia a las poblaciones por parte de las autoridades. La Oficina Meteorológica de Barbados emitió una advertencia específica para embarcaciones, pues afectará la seguridad de la navegación ya que la visibilidad será menor a 5 kilómetros.
¿Cuáles son los riesgos de la ola de arena del Sahara?
En realidad, el riesgo depende del tamaño de las partículas.
«Las partículas más grandes de 10 micrómetros no se pueden respirar y solo dañan los órganos externos (causando irritación en la piel y los ojos, conjuntivitis y mayor susceptibilidad a las infecciones oculares). Las partículas que se pueden inhalar, de tamaño inferior a 10 micrómetros, en general quedan atrapadas en la nariz, boca y la parte superior del tracto respiratorio. Se pueden asociar a transtornos respiratorios como el asma, la taqueítis, la neumonía, rinitis alérgica y la siliconas. Sin embargo, las partículas más pequeñas pueden penetrar hacia la parte inferior del tracto respiratorio e ingresar al torrente sanguíneo. Desde ahí pueden afectar todos los órganos internos y causar transtornos cardiovasculares.» – comentó la Organización Meteorológica Mundial
Según el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), las cantidades de polvo del Sahara que llegarán a México no representan ningún peligro para la población. Su efecto es más directo en la cantidad de nubosidad y lluvias.
El 25 de junio del 2019, el Cenapred publicó un artículo donde detalla algunas medidas preventivas ante este fenómeno, entre ellas destacan:
- Evitar exponerse a las altas concentraciones de polvo.
- Tomar resguardo durante este evento.
- Cerrar todas las entradas de aire a los cuartos durante las tormentas.
- Si es necesario estar a la intemperie, utilizar lentes y cubrebocas o pañuelo
Estas medidas son para toda la población, pero especialmente para las personas propensas a las enfermedades respiratorias.
Investigaciones científicas por parte de la OMS y la Organización Mundial de Meteorología, indican que este polvo afecta negativamente la salud y al medio ambiente. También demuestran el contenido de fracciones moleculares que provienen de desechos humanos y animales; además de la presencia de metales como el cobre, cromo, mercurio y níquel que suelen contaminar bastante.
Las personas con enfermedades respiratorias y alergias son las más afectadas. Y cabe destacar que esto puede elevar las tasas de contagio del COVID-19. Hoy tenemos otra razón para mantenernos en cuarentena en nuestros hogares, en especial si tienes algún padecimiento respiratorio.