Si bien existe un acuerdo firmado en la ONU desde el año de 1967 que establece que ningún país o persona puede poseer o reclamar posesión alguna de la luna, Hay una persona que puede decir que tiene el título de posesión de nuestro satélite natural.
En el Tratado del Espacio Ultraterrestre, firmado en el año de 1967, se establece que el espacio exterior, incluida la luna pertenece a toda la humanidad y no es propiedad de ningúna persona. Incluso cualquier actividad de exploración debe llevarse pensando en beneficio de la humanidad y en el interés de todas las naciones.
Dicho tratado surgió como una forma de detener la guerra fría, que entre uno de sus objetivos tenía llegar a la luna, y buscando que las acciones militares no terminasen afectando a nuestro satélite natural es que en el año mencionado 100 países de todo el planeta tierra firmaron dicho tratado.
Sin embargo, hay iniciativas que han buscado que nuestro satélite «tenga nuestra huella» e incluso empresas han querido enviar botellas con sus bebidas y muestras de ADN para dejarlas en la luna (Solo por que sí).
Afortunadamente hasta la fecha ninguna de estas iniciativas se han logrado, pero se ha abierto el debate al respecto de cómo cuidar a nuestro satélite. Al respecto, Michelle Hanlon, abogada especializada en temas espaciales y fundadora de For All Moonkind, una organización que trata de proteger los lugares de aterrizaje del Apolo.
Estamos empezando a enviar cosas allí solo porque podemos. Ya no hay ningún tipo de lógica o razón. Nuestra Luna está a nuestro alcance y ahora empezamos a abusar de ella
Jenaro Gajardo, el propietario de la luna
Jenaro Gajardo, un abogado de origen chileno fue quién en el año de 1954 registro a su nombre la propiedad de nuestro satélite natural.
Así fue que el 25 de septiembre de 1954 en la ciudad de Talca en Chile, Jenaro acudió a un notario para que inscribiera en el Conservador de Bienes Raíces de Talca la inscripción de su escritura.
El registro le valió 42 pesos chilenos. Y si bien, podría «adjudicarse» la propiedad de la luna, él mismo llegó a comentar el motivo por el que realizó dicha acción.
Todo comenzó porqué él quizo formar parte del Club Talca, pero al recibir un rechazo por no poseer propiedades, acudió a registrar la luna a su nombre, todo en forma de protesta.
Cuando salí, me fui caminando hasta la plaza. Me molestó que se le diese tanta importancia a las cosas materiales. Me detuve y miré al cielo. Y vi la Luna llena. Qué curioso, me dije, el satélite pertenece a la Tierra, tiene dimensiones y nadie lo ha inscrito a su nombre
Así, el 25 de septiembre de 1954 obtuvo su certificado de propiedad:
Jenaro Gajardo Vera, abogado, es dueño, desde antes del año 1857, uniendo su posesión a la de sus antecesores, del astro, satélite único de la Tierra, de un diámetro de 3.475.00 kilómetros, denominada LUNA, y cuyos deslindes por ser esferoidal son: Norte, Sur, Oriente y Poniente, espacio sideral. Fija su domicilio en calle 1 oriente 1270 y su estado civil es soltero. Jenaro Gajardo Vera. Carné 1.487.45-K. Ñuñoa. Talca, 25 de septiembre de 1954
Ya con su certificado de propiedad, Jenaro fue aceptado en el Club Talca.
La NASA pidió a Jenaro permiso para visitar la Luna
En el año 1969, un representante de la embajada de Estados Unidos en Chile, le hizo llegar a Jenaro un mensaje del presidente de EUA, donde se le solicitaba permiso para que sus astronautas desciendan en la Luna. El mensaje de Richard Nixon decía lo siguiente:
Solicito en nombre del pueblo de los Estados Unidos autorización para el descenso de los astronautas Aldrin, Collins y Armstrong en el satélite lunar que le pertenece.
La respuesta de Jenaro sería la siguiente:
En nombre de Jefferson, de Washington y del gran poeta Withman, autorizo el descenso de Aldrin, Collins y Armstrong en el satélite lunar que me pertenece. Y lo que más me interesa no es sólo un feliz descenso de los astronautas, de esos valientes, sino también un feliz regreso a su patria. Gracias, señor presidente.
La herencia de Jenaro
Antes de fallecer, en el año de 1998 en su testamento, Jenaro Gajardo dejaba como herencia la luna a toda la humanidad.
Dejo a mi pueblo la Luna, llena de amor por sus penas