A principios del siglo pasado, el físico italiano Guillermo Marconi había inventado el telégrafo inalámbrico, algo así como un celular que solo podía enviar mensajes de texto, pero en papel con puntitos y rayas que debían ser descifrados.
Marconi vio una enorme oportunidad para su invento en el Titanic. El resultado fue la Habitación Marconi. Una sala de la radio y la telegrafía, donde los pasajeros más adinerados de la primera clase podían enviar mensajes a través del Atlántico.
Pocos podían imaginar que apenas tres días después, estarían enviando un mensaje de socorro rogando por sus vidas.
El 14 de abril de 1912, el Titanic golpeó un enorme iceberg que comenzó a inundar poco a poco el barco. Donde después de evacuar a los pasajeros, el operador de la cabina de radio envió una serie de mensajes cada vez más frenéticos en Código Morse, incluido lo que se convirtió en la señal de socorro más conocida del mundo: dot dot dot dash dash dash dot dot dot (SOS).
La jueza que autorizó el rescate de la radio
Después de más de un siglo de haberse hundido el Titanic, la compañía RMS Titanic ha presentado un proyecto para salvar la radio del Titanic que se hundió.
Pero recuperar la radio esta en discrepancia, ya que, la Administración Nacional Océanica y Atmosférica (NOAA) y otros grupos conservacionistas se oponen a la recuperación de los restos del Titanic argumentando que el barco es el lugar de reposo de cerca de 1.500 personas que fallecieron durante aquel naufragio.
Este caso llegó hasta la corte de Virginia, donde la jueza de distrito de EE. UU. Rebecca Beach Smith estuvo de acuerdo con la compañía RMS Titanic, señalando que la expedición cumple con los requisitos internacionales: por ejemplo, está justificada por razones científicas y culturales y ha tenido en cuenta cualquier daño potencial al naufragio.
La expedición, ya está programada para agosto de este año, el equipo tiene la intención de aprovechar la oportunidad de evaluar qué tan bien se mantienen los restos, con especial atención en esa parte de los restos que albergan el telégrafo Marconi, según el oceanógrafo y experto en Titanic David Gallo.